miércoles, 22 de julio de 2015

La Hipertensión


La alta presión sanguínea o hipertensión es uno de los problemas más grandes de salud de los países desarrollados. Se estima que en Estados Unidos uno de cada tres adultos, o más de 50 millones de personas, padecen de alta presión. En el 90% de los casos la causa no es conocida.
 Desafortunadamente, los hipertensos tienen un riesgo más alto de desarrollar varias enfermedades crónicas. Tal vez el riesgo más importante de los hipertensos es de ser víctima de una apoplejía o accidente cerebrovascular (embolia o ataque cerebral), ya que su riesgo es tres veces superior al de una persona con presión normal. Los accidentes cerebro vasculares son la tercera causa de muerte en los Estados Unidos de acuerdo con las estadísticas del gobierno. Un ataque de apoplejía puede causar parálisis, daño cerebral o invalidez a largo plazo. Otras complicaciones de la hipertensión incluyen la insuficiencia cardíaca congestiva, ataques al corazón, aterosclerosis o endurecimiento de las arterias, aneurisma, fallas renales, enfermedades a la retina, ruptura de vasos sanguíneos y pérdida de memoria y habilidades mentales.
Indices de la presión sanguínea
Debido a la seriedad de estos riesgos, las autoridades de la salud recientemente cambiaron la definición de lo que se considera una presión sanguínea “normal”, la cual ahora se define como presión sistólica de menos de 120 mmHg (milímetros de mercurio) y la presión diastólica de menos de 80 mmHg. Una persona que tiene la presión entre 120-139 mmHg sobre 80-89 mmHg es ahora considerada como “pre-hipertensa”. Y la presión de 140/90 mmHg o más es considerada como hipertensa.
Afortunadamente, ahora se sabe que ciertos cambios en el estilo de vida pueden ayudar a bajar la presión sanguínea. Sin los efectos secundarios que tienen los medicamentos, los
cambios de estilo de vida podrían ser tanto o más efectivos que los medicamentos
tradicionales. Si deseas bajar tu presión, estas recomendaciones podrían ayudarte enormemente (bajo la supervisión de un médico, obviamente):

1. Una de las maneras más efectivas para reducir la presión es bajando de peso. Se ha encontrado que incluso una reducción de sólo 10 libras (4,5 kg) puede ser beneficiosa. El sobrepeso hace que una persona tenga más tejidos grasosos que aumentan la resistencia vascular y hacen que el corazón tenga que trabajar más duro. Algunos estudios han mostrado que perder una cantidad modesta de peso (5% del peso corporal) ayudó a muchos a controlar su presión arterial.
2. También es importante que las personas hipertensas eviten completamente el alcohol, ya que, de acuerdo con la clínica Mayo, el alcohol puede hacer subir la presión a niveles riesgosos. Para una persona que bebe alcohol en exceso, es mejor disminuir la cantidad  en un período de una a dos semanas, no repentinamente, ya que esto también puede ser peligroso para un hipertenso.
3. Al parecer no todos las personas con la presión alta son “sensibles” al sodio (sal), ya que a algunas personas la sal les afecta más que a otras. Alrededor de  un 60% de los hipertensos son sensibles al sodio y por lo tanto lo deben reducirlo al máximo. Pero aún para los que no son sensibles la recomendación general es tratar de reducir la cantidad de sodio en la dieta, especialmente las personas con hipertensión, diabetes, mayores de 51 años, o con enfermedad renal crónica.
La mayoría (alrededor de un 77%) del sodio que se consume comúnmente en la dieta se encuentra en alimentos comerciales procesados, empaquetados, y comidas de restaurante. Sólo una pequeña cantidad proviene de la sal que se le agrega a las comidas al cocinarlas o en la mesa (alrededor de un 11%). Entonces eliminar los alimentos procesados y comer más comidas en casa es crucial para reducir el sodio en la dieta.
4. El vínculo entre el consumo de café y la hipertensión no es claro todavía, y hasta ahora hay algo de controversia en cuanto a esta recomendación. Algunos estudios han mostrado que el café puede ayudar a los hipertensos, pero muchos expertos dudan de estos resultados. Otros estudios han mostrado exactamente lo contrario: que el café puede subir la presión, aunque tal vez juega un papel pequeño en el desarrollo de la hipertensión. Ya que la evidencia todavía es controversial, probablemente sería mejor para los hipertensos evitar el café y así no exponerse al posible riesgo que éste pueda acarrear.
5. A diferencia del café, fumar cigarrillos ha sido vinculado con la hipertensión de manera definitiva. El hábito de fumar contribuye al proceso de endurecimiento de las arterias, inflamación arterial, y función alterada de las paredes de las arterias, entre otras cosas. No hay duda de que el cigarrillo es un veneno que hay que evitar a toda costa.
6. El ejercicio es considerado un tratamiento alternativo a los medicamentos para el tratamiento de la hipertensión. La actividad física fortalece el corazón para que pueda bombear más sangre con menos esfuerzo. Esto disminuye la fuerza de la sangre sobre las arterias, y por lo tanto la presión arterial. Según la clínica Mayo, estar más activo puede reducir la presión arterial entre 4 a 9 milimetros de mercurio, un efecto comparable a muchos medicamentos para la hipertensión. Una persona necesita hacer ejercicio regular por lo menos uno a tres meses antes de experimentar los resultados, pero estos continuarán durante todo el tiempo que la persona se mantenga activa.
7. Una dieta baja en grasas, especialmente una dieta basada en alimentos vegetales, como frutas, verduras, granos integrales, legumbres, nueces y semilla, puede ayudar a bajar la presión en sólo tres semanas. Una dieta así es alta en fibra, vitaminas, minerales, antioxidantes y fitoquímicos que son esenciales para la salud y asegurarán el funcionamiento adecuado del cuerpo.

Seguir una o dos de estas recomendaciones puede que tenga un efecto pequeño en la salud de un hipertenso, y aunque eso es bueno, tal vez no sea suficiente para controlar la hipertensión completamente sin la ayuda de medicamentos. Pero para la persona que hace la decisión de seguir todos estos pasos, este estilo de vida podría significar la diferencia entre la salud y la enfermedad, y ayudarle a controlar de manera efectiva su hipertensión.
Recuerde que esto es tratable con Biomagnetismo, llámenos al (503) 2317-0239 o (503) 7826-5351.